La angustia; ahora sola, la conozco más, pero tome una decisión, dejar mis cargas al dueño de ellas, por que si no, mi vida y la de mis hijos, serìa insostenible. Lamentablemente son muchos casos de hombres incapacitados por stress laboral y ahora se están sumando, cada día mas, las mujeres. El mundo laboral cada día exige más, nos compran la vida y todas nuestras horas y nosotros por necesidad o por presiones de cualquier tipo, la vendemos, sin medir las consecuencias; y se, de que hablo; el que fue, mi esposo, lo sufrió, lo acompañaba, con todo el amor del mundo hasta el baño y a donde tuviera que ir, le daba miedo que se fuera a morir; que sufriera un infarto en cualquier momento, le faltaba la respiración, se miraba sus manos muchas veces, a ver si se ponían moradas, era doloroso ver al hombre màs vigoroso, con màs energía, mas ideas y apasionado que había conocido, sumido en ese estado; y no solo él, muchos de sus jefes, compañeros, se incapacitaban frecuentemente y muchos, muy jóvenes, ya estaban pensionados; hombres como él, como el que fue mi esposo, así vigorosos, llenos de ideas y energía. Pero yo, no me acordaba que yo misma fui víctima; problemas de colon, un recogimiento muscular en el cuello, que ya se corrige con cirugía y la última, una parálisis, en el nervio de la tibia que me incapacitó durante cuatro meses ( las terapias me las hizo un fisioterapeuta de un equipo de fútbol y me dijo que esa lesión, se presentaba solo en deportistas de alto rendimiento y a una señora, ama de casa, terrible; pero durante ese periodo, pasamos momentos bastante angustiosos, (un negocio grande, que cuando llegó; las hienas, se lo apoderaron). Hay muchas cosas por decir, muchos casos que contar; y como si los conociera de toda la vida, los veo a muchos de ustedes así. Familias destruidas, esposas que no saben que hacer, no saben que será de sus vidas, niños que no entienden; jóvenes que no reconocen a su papá. Sea cual fuere la causa, es doloroso, y lo siento; mis hijos y yo sentimos sus dolores desde cada posición; pero como a mí me gusta venir con soluciones; se las voy a contar; paños de agua tibia, hay montones; salir de esos estados y estar sanos, solo hay una salida: Y como yo ahora que estoy sola, conozco un poco màs la angustia, he decidido junto con mis hijos, entregar las cargas a quien, las puede llevar y deshacerse de ellas. Gracias nuestro Sanador; hoy te amamos màs que nunca y esperamos nunca cansarnos de darte gracias.
Con toda el alma
ADRIANA DUQUE
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